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Acoso escolar

Cada año aumenta más la cantidad de chicos que sufren bullying en los colegios. Hay casos que llegan a niveles extremos y algunos que derivan en suicidios o un intento.



Foto: Cartoon Network

Cuando entras a primaria, te imaginas que va a ser una experiencia inolvidable, por todo lo que aprendes y por que ese el momento donde comenzas a tener amistades que posiblemente sigan en el secundario. En mi caso, fue parte de una etapa que me gustaría olvidar.


A pesar de que ya no se notan, hay marcas que quedaron para siempre dentro mío.


Algo normal aunque no deberia ser asi, es la separación de grupos. Encontramos el grupo de los inteligentes, los que se creen superiores, los del fondo o simplemente los que no emite palabra. Yo fui una de esas, al menos por un tiempo.


Hay varios tipos bullying: verbal, físico, psicológico y cyberbullying, todos generan dolor e impotencia. El verbal se resume en insultos, burlas y discriminaciones. El físico consta de golpes. Mientras que el psicológico es cuando amenazan, intimidan y manipulan. El cyberbullying es el que cada año crece más por las redes sociales, donde se crean, o no perfiles, falsos para acosar y molestar a alguien, a la vez incluye los otros tipos.


Cuando tenía 10 años, una niña de tan solo 11 hizo de mi vida un infierno. Todos los días caminaba hasta el colegio con pánico, deseaba que ocurriera algo para no tener que asistir. Eran cinco cuadras donde apretaba fuerte la mano de mi mamá queriendo que no me la soltara. Atravesaba la puerta y rezaba una y otra vez: “Que Carla falte”. Sí, hoy después de muchos años me atrevo a nombrarla. Me golpeaba y me insultaba la mayoría de los días, a mí y a otros compañeros. Pero hubo un día que marcó parte de mi niñez. Cuando se piensa que un chico no tiene crueldad, están equivocados. Durante una clase, sin motivo decidió clavarme una pluma en el brazo. Después de tanto, la maestra vio esa situación y mi infierno terminaba con Carla expulsada.


Los que sufrimos el acoso escolar siempre nos hacemos las mismas preguntas, ¿Por qué me pasa a mí? ¿Qué les hice? ¿Se lo cuento a alguien? Cuando sos víctima, entras a un mundo de temores, no se logra entender lo que sucede y el grado de agresión al que puede llegar una persona. Muchas veces al no saber a quién dirigirse, se termina eligiendo caminos de los que no se vuelve, como suicidios o intentos y en casos extremos como ocurre en varios países en donde terminan asesinando a los victimarios, convirtiéndose en uno.


Argentina se encuentra entre los diez países con mayor cantidad de casos de bullying. En América Latina causa 200 muertes al año. La ONG Bullying Sin Fronteras registró casi 3000 casos denunciados en nuestro país hasta el 1 de noviembre.


La historia de Oriana Picotti que se suicidó a causa del bullying y cyberbullying fue estremecedora. Por momentos me recordó cuando después de vivir el calvario de primario, volví a sufrir el acoso en secundario, esta vez verbal y psicológico, como le pasaba a ella. La diferencia con Oriana fue que no pudo reponerse y hablar de lo que sufría. Mi experiencia y la de muchos chicos que sufren lo mismo o cosas peores deberían servir de ejemplo de que necesitamos un cambio, mayor conciencia.El gran problema que enfrentamos es cómo pararlo. El cambio debería empezar por la casa de cada uno y que luego las instituciones reflexionen sobre este tema y sancionen de la manera correspondiente, brindando apoyo psicológico y contención.

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